Apúntame
con un arma y dime que estoy muerto.
Dame
la vida quitándomela.
Me equivoqué de medio a medio al
creer en un mundo lineal. Aunque siempre hay dos extremos, ambos se unen en el infinito.
Como dos beodos rodeando una farola.
Con extemporánea y profunda abnegación
se soslaya que carece de importancia el allá
de donde vengas, siempre y cuando de allí te hayas marchado.
Y no se trata de lugares, señores,
si no de razones, pensamientos y pasiones.
Puedes desmontarlo todo y mostrarlo
tal como es, o aderezarlo con la magia de la fe. Pero es bien sabido, aunque
poco digerido, que tiempo que dedicas a tirar de aquello que hay atrás es
tiempo que regalas al pasado.
Pues al final todo cambia; nada se
queda.
Y el presente es el testigo, en cuyo
seno se cosecha al tiempo que se siembra, más por casualidad que por las
causas.
Desde un principio hasta el fin,
nada es ni tanto ni es tan poco, como ni tan limitado es lo superficial ni tan infinita la promesa de lo que espera mas allá.
1 comentario:
Eres un poco poeta.
Publicar un comentario